Cada parcela se cuida de forma específica e individualizada. Para conseguir nuestros vinos creamos en cada tierra un cierto déficit hídrico (limitamos el suministro de agua para que la vid se concentre en la maduración y no en el crecimiento de los pámpanos) para alcanzar el máximo potencial en cada una de ellas. Este déficit hídrico da como resultado un menor tamaño de las uvas aportando una máxima concentración de calidad y sabores. También se mejora la exposición a la luz solar hacia los racimos permitiendo una excelente madurez.